La cosa evoluciona más o menos así:
Jueves: Manolo está con algunos moquitos… llamo médico (vino médica). Diagnóstico: Inocente “virosis inespecífica”… para no alarmarse.
Viernes: Para quedarme más tranquila lo llevo a su pediatra (que no atiende los jueves). Diagnóstico: Lo mismo… y agrega “… es un resfrío… tranquila” con ese énfasis dedicado especialmente a las primerizas.
Sábado: Manolo sigue igual… esta caído… será psicosis mía??
Domingo: Lo llevo a visitar a mi Tío el Doctor…Con algo de vergüenza le cuento vía telefónica que él sería el tercer médico que ve al bebé por unos mocos… “traelo” usó el mismo tono del pediatra que controla a Manu con dos gotitas de ternura, después de todo… es mi tío.
“Está con un bronco espasmo, tiene una bronquiolitis” Ay Dios!!! Porque no se llamará “gripecita”? Valió la insistencia eh!! Tildo en el check list “instinto maternal”
He aquí mis conclusiones y confesiones:
Los polizontes del expreso.
Sin darnos cuenta se suben con nosotros al expreso un grupo de personajes no tan gratos como nos gustaría. Cómo descubrir a los polizontes? Son los que se sientan en el asiento de junto y el tren está vacío, los que se duermen en tu hombro… Hablan un idioma distinto, a saber: “Tiene nana? … mmm … Habrá tomado frío! Lo sacaste?” “Che, como llora! Se quedará con hambre?, No habrá que suplementarlo?” “Pobrecito!! Es delicadito!!”
Sabor amargo.
Tal y como atesora nuestra memoria, los medicamentos infantiles continúan siendo espantosos… clonamos a Dolly pero no podemos hacer remedios menos repulsivos.
Mamá Canguro.
Fue realmente imprescindible atravesar este proceso abrazada a mi hijo… hablo de mi necesidad por supuesto.
Ahora, cada vez que mi caramelo grita desesperadamente porque sólo quiere estar a upa, luego de sumergirme en el gozo de verlo mejor… comienzo a elucubrar la estrategia que voy a tener que implementar para “volver a la normalidad” (con “normalidad” me refiero a volver a pertenecer a la raza humana y abandonar a los marsupiales, léase canguro o koala).
SOS Mamá!
El estrecho vínculo que une a las madres con sus hijos se angosta aun más cuando emprendemos el viaje en el expreso. Y no me refiero sólo a Manolo… Presumo haber recurrido a Abuela Nicomio más o menos 300 veces por minuto.
Descubrí que ella es dos veces Nicomio… Mamá y Abuela y que aunque el viaje le cuesta por dos, conoce el recorrido y pareciera resultarle al menos más familiar.
Nebulizador.
Cuando lo compré llegue a casa y le faltaban las mascarillas y las mangueras… lo fui a cambiar… tardé más o menos 50 min, terminé cambiando opiniones con el encargado de “electro” que parecía convencido de que me había hurtado dos mascarilla… el señor solidaridad a quien sin duda en algún momento le dedicaré unas palabras, parecía no notar a mi pequeñito de imponentes y pasados 8 kilos a “upita” mio. No conocía aun en ese momento que me quedarían unas memorables 10 cuadras a pie … no había taxis.
En ejercicio de mi labor de madre nebulizadora, si no es por la oportuna itervención de mi madre, le inundo el cerebro de mocos a Manolo… había puesto la manguera en el orificio para nebulizar en lugar de colocarla en el aspirador… relación turbulenta con el electrodoméstico eh!.
Después de una primera no muy buena impresión con el humeante aparatito… ya hemos entablado cordiales encuentros.
NOTA: Gracias a Dios hemos llegado a destino.
4 comentarios:
¡¿O sea que ya está bien?!
Libre de mocos y con tratamiento para el reflujo... cada día mejor!! LOS NICOMIO AGRADECIDOS POR LA PACIENCIA Y PREOCUPACIÓN VECINAL!!!!! :)
Es que después de ese breve encuentro en la entrada, pensé en todo lo dicho sobre las nanas de manolo y pense: ¡Pobre gordo! ¡Sin dudas ellos se recuperan mejor que una, que se pega cada susto! ¡Nos alegramos de que esté mejor y no se preocupen que no molesta para nada! Ustedes también deben escuchar a Otto en sus monólogos de balcón y en sus rabietas del baño.
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