
Lo llamativo es que ese afán de abundancia recrudece en innumerable cantidad de madres cuya primer necesidad al salir de la cita con el pediatra es comunicar cuanto engordó… la relación gramos – sonrisa orgullosa es directamente proporcional. Especial atención en este punto merecen las madres que amamantan a sus hijos, que ya con un par de meses de “buen engorde” portan con mentón enaltecido la cara ideal para promocionar a la Serenísima.
NOTA: Madres modernas?
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