Vuelta a casa con el bebé, el nido recibe a su polluelo. Con cierta incredulidad observas al nuevo integrante… se fueron dos y volvieron tres. Mágico proceso el de la naturaleza. Automáticamente las paredes comienzan a impregnarse de nuevos olores. Bienvenido a casa chiquitín!!
Llega el sábado, primer fin de semana en familia, y decidís que podés dejar unos minutos al pequeñín con su papá para hacer una primera aproximación con el mundo exterior, salís hasta la verdulería. Cortos pasos te separan de tu destino, ahora caminar por la calle es diferente, volver a casa va a ser diferente, llegás a destino y te disponés a solicitar 1 kg de papás, cebollas y alguna fruta que esté linda, he ahí el verdulero. “ Buen día! Están ricas las peras?” preguntás inocentemente, voltea, siempre con actitud colaboradora y bien dispuesto, un verdadero boy scout de la verdura, te mira y pone esa sonrisa complaciente de la que ya hemos hablado en oportunidades precedentes, tu cara empieza a transformarse, irrumpe un rictus suplicante … pensás “Por favor no lo digas!!” he aquí su estocada, el sonriente comerciante despiadado no va a comentarte las bondades de la fruta… “Buen día!!!! Para cuando esperás??” Como quien observa a un elefante con 17 meses de gestación, el sorprendido vecino (de ahora en más tu enemigo) no puede creer que sigas embarazada. Y CLAROO!!! SI NO ESTÁS EMBARAZADAA!!!! Como podés, con la herida abierta y un hilo de voz a penas, respondés “nooo… jajaja… acabo de tener…”
Te queda un camino largo, el retorno a casa, a muchos otros vecinos entrometidos puede aquejarlos la misma duda. Masticando bronca abrís la puerta de tu casa, papá tiene un mate en la mano y tu flamante bebé duerme placido en un moisés probablemente regalado, por un rato ya no te va a preocupar el tema.
NOTA: Cuidado, un lobo envuelto en piel de cordero espera el momento para atacar… utiliza como señuelo unas riquísimas peras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario