Si hilamos fino, basta salir de la clínica luego de haber sumado un integrante a la familia, para caer en la cuenta de cual será nuestro nuevo emplazamiento, pasamos de copiloto a pasajera, con todo lo que eso significa. Ahora, en lugar de ser las princesas, somos la guardia imperial, se nos complica cebar mate, conversar, manejar el estéreo… Para las amantes de las rutas, un gran cambio… maravilloso por cierto.
NOTA: Maternidad, una gran oportunidad de disfrutar de nuevas pequeñas experiencias.
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