miércoles, 6 de octubre de 2010

Embarazada enyoguizada.

Aunque ciertamente no fue mi caso, otro de los efectos colaterales del embarazo es un fenómeno que daré por llamar la “enyoguización”, estado por el cual la embarazada en el primer acto de entrega para con su hijo elige armonizarse en cuerpo y alma. Lo que me ocupa en esta oportunidad es aquel cambio que supera los límites de la “normalidad” (si es que hay una), quiero decir la embarazada enyoguizada, a continuación la doble E, es aquella que repentinamente baja 30000 revoluciones y  se convierte en una suerte de maestro yogui.
Es esa que camina pausado y bamboleándose desde el segundo mes de embarazo, que cuando se dirige a vos te parece estar viendo “Embarazada hasta la manija” en Utilísima satelital, hace una dieta balanceada a base de baba de caracol porque eso hace bebés felices. Escucha Mozart, aunque lo detesta, para estimular al chiquitín.
La doble E leyó cuatrocientos cincuenta mil libros para decidir que va a tener un parto subacuático… pero en un submarino, porque el bebé a cierta profundidad se conecta más con su mamá. Le va a poner a su primogénito Cotoctoc, que significa unión con la madre tierra y lo va a alimentar a base de hojas de plátano hasta que desarrolle todo su potencial intelectual.
NOTA: Curioso y maravilloso fenómeno que no deja de ser una genuina expresión del amor maternal. Adelante doble E!!!  Eres el monumento  a la embarazada!!!


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