Hoy con aire algo reflexivo, hablemos de límites. Parecieran ser sin duda alguna la meca de la maternidad, encontrarlos y ubicarlos en tiempo y forma supone la labor cumplida, o al menos gran parte de ella. Hasta donde pueden con nosotras? Donde se dibuja la delgada línea que separa libertad de libertinaje? Cuanto “espacio ceder” para permitir al padre oficiar de tal? Cuando dar un paso atrás? Nunca??
Máximas de los límites… infinitas, entre las más destacadas encontramos “El NO es muy importante” “ Los chicos necesitan límites, los piden a gritos” “No hay que desautorizar al padre” “No es No” y la corriente más combativa aporta el archi conocido “más vale un chirlo a tiempo…”
En fin, amplias preguntas para escuetas respuestas. La cosa es que en pleno uso de la conciencia o no, desde nuestro primer día en el cargo vamos dibujando el mapa, mapa que sin duda será escenario de cruzadas, guerras civiles, nucleares, terrorismo de estado y todo tipo beligerancias. Aparentemente de esto se trata, vamos cercando el camino con la certeza firme o temblorosa de que será lo mejor para ellos. Dudas… miles, siempre temeremos ser demasiado estrictas o muy permisivas.
Nota: Ojo!! Hay dos formas de entender “mi vieja es una copada”.